Пятна́дцать[1]
Los barcos desaceleran para frenar
se hunden de a poco; los aviones flotan, caen.
La cima de la montaña es sólo cima,
el agua es superficie y el paisaje, difuso.
Las vistas panorámicas son panorámicas
porque todo se empequeñece.
Pensaba en estas cosas mientras esperaba
en el hospital, el vacío no es propiedad
de nadie y solo puede crecer
esperé tanto que las sillas de metal
me eran conocidas, las puertas vaivén
que separan la lentitud de la guardia
del concepto formal de urgencia
decían algo. Esto es algo que solo puedo
entender yo. Es casi un sueño
y todos los caminos para llegar a casa
venden cosas brillantes, inútiles y baratas
las sillas de metal en la sala de espera
decían todo puede florecer
y ni siquiera tengo hijos
solo paciencia o inercia, en esta sala
¿cuáles son las herramientas del jardinero?
preguntale a cualquiera
un corazón es solo tierra y el cuerpo
esperé tanto que por alguna razón
mi respiración se volvió parte
de las sillas de metal, del aire que corre
entre las puertas que dividen
lo urgente de lo importante, que dividen
el silencio de los barcos que se hunden de a poco
y de los aviones que a lo lejos están cayendo.
[1] Quince
***
NOTA BIOGRÁFICA
Josefina Bianchi nació en Buenos Aires en abril de 1989. Estudió Letras en la Universidad de Buenos Aires y trabaja como editora y traductora. Codirige la editorial Cúmulus nimbus y coordina también talleres de lectura y escritura. En 2019 publicó el libro Enredadera rusa en el sello Caleta Olivia (Argentina).
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