Pablo Fidalgo Lareo: El perro en la puerta de la casa

 

Los primeros perros

 

Isla, no me iré de aquí

hasta que vea un cambio en el cuerpo de los otros.

Es decir, en mi propio cuerpo.

No me iré de aquí hasta ajustar todas las islas,

todas las formas de vivir rodeado.

 

Si soy un perro de la calle y la calle está vacía,

si muero de hambre y sed

¿a quién se lo anunciaré?
¿Delante de qué casa me plantaré a ladrar

para explicar a alguien que tiene el deber

de salvarme la vida?

 

Esa es la cuestión:

si recoger al perro y darle una casa

o si seguirlo un poco cada día con humildad,

pensando por qué un sitio u otro,

revelándole su propia geografía

para que se acostumbre a nosotros.

 

Quizá no haya que pensar que nuestra casa

es algo tan acogedor para los otros

como para nosotros mismos.

Quizá haya que pensar que nuestra casa

es el lugar más violento

que alguien pueda imaginar.

 

Y este eres:

alguien que no quiere saber nada de su tierra

por amor a algo

que aún no tiene nombre.

 

Doy por perdida una tierra entera

y elijo una isla.

 

Los perros nos enseñan una fidelidad

que nunca deberíamos haber visto.

 

 

El dialecto de las islas

 

Nos habían dicho que en una isla

había una jaula pensada para nosotros.

Nadie ha visto esa jaula

pero cómo no creer

en todos los mensajes de los puertos,

en todos los expulsados.

 

La conversación sucedía en un barco,

a primera hora de la mañana,

con las islas naciendo.

Nos sentábamos en cualquier lugar,

los viajes estaban trazados,

los barcos construidos,

y en las islas se peleaban por acogernos,

pero todo era demasiado sencillo

para ser verdad.

 

Pero ¿y si el agua está dispuesta

a decir la verdad sobre lo que ha visto,

sobre lo que ha soñado,

sobre los pájaros que se perdieron

o que se exiliaron por amor?

¿Cuánto tiempo ha pasado

desde que empecé a pensar en este poema

para vengarme de ti?

 

Si tengo palabra,

si dejé atrás aquella orilla

fue porque preferían verme jugando

que diciendo la verdad.

Ahora juego

y digo la verdad

en la misma frase.

 

Al final de este viaje

podremos hablar de las ausencias

sin entristecer a nadie.

***

 

NOTA BIOGRÁFICA

 

Pablo Fidalgo (Vigo, 1984). Con la editorial Pre-textos ha publicado los libros de poemas La educación física (2010), Mis padres Romeo y Julieta (2013), y Esto temía, esto deseaba (2017). La retirada (2012) y Crónica de las aves de paso (2018), ganó un accésit del premio Adonáis. Sus textos para la escena están recogidos en los libros Tres poemas dramáticos (Liliputienses, 2015). Anarquismos/Daniel Faria (Papeles mínimos, 2019) y Qualcosa nascerà da noi (Academia de España en Roma, 2020). En gallego ha publicado Parangolé (Chan da pólvora, 2019). Ha presentado las piezas escénicas O estado salvaxe. Espanha 1939 (2013), Habrás de ir a la guerra que empieza hoy (2015), Daniel Faria (2017), Anarquismos (2018) y Qualcosa nascerà da noi (2019). Su trabajo ha sido producido por Théâtre de la Ville (París), Festival de Otoño y Centro Dramático Nacional (Madrid), Teatro Maria Matos y Teatro Dona Maria II (Lisboa) y Teatro Rivoli (Porto). Ha comisariado ciclos de artes escénicas para MARCO Vigo y Azkuna Bilbao. Entre 2015 y 2020 dirigió el Festival Escenas do cambio en Santiago de Compostela. Premio Injuve de teatro 2008 y Premio Injuve de poesía en 2012.

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