Gabriela Luzzi: Televisores

 Voy a buscar algo de mi padre. Ni siquiera sé qué podría ser. Tal vez tenga un movimiento parecido al de él. Un movimiento que se transmite genéticamente. O un movimiento que vi cuando era un bebé. Si supiera cuál es, me deten-dría antes de hacerlo. Mi padre sólo fue una jarra. Ahora es la sombra de esa jarra.

    Esto lo aprendí viendo una película de Coco Chanel: no demostrar que tu padre no te quiso, porque si no lo hizo él tal vez nadie más en el mundo pueda tomarte en serio. Por eso armo la situación en que lo despido. Chau, papá. No quiero que aparezcas ni en figuritas. Tengo miedo de que tu cara se presente un día en mi vida y me ensucie. Sos verdaderamente feo.

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    Quiero acordarme de algo y pienso en el dibujo que mandó por correo: un galgo con costillas marcadas que se había quebrado. Estaba lejos, en otra provincia y a su perro lo agarró un auto. Cuando mamá me mostró el dibujo sentí que mi papá se había reído mientras lo hacía. Me llegaba una risa que, en parte, creo, se reía de mí. Porque si hubiera escrito otra carta a continuación, o una carta cada tanto, se habría escuchado esa risa por segunda, o tercera vez, y también me hubiera podido reír con él. Si me hubiera escrito otras cartas, tendría una caja llena de sobres y hojas. Doy gracias de no tener que cargar con tantos papeles.

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    No hace ningún gesto cuando entro al living y me siento a su lado con mi hija dormida en brazos. Le huele la cabeza y dice que es cien por ciento de la familia de mi mamá.

    No sabía que iba a estar ahí y tal vez él tampoco sabía que yo iba a ir. El departamento está plagado de muebles antiguos de dimensiones desproporcionadas. Tienen tallada una flor. Mi abuela se sienta en el sillón de enfrente y mi abuelo en una silla al costado. Sirven sobre la mesa ratona los platos de comida vegetariana. Mi padre sigue con su guitarra y mientras hace unos acordes como probando distintas cosas, comenta que leyó que las personas cuando dejan de comer carne se vuelven agresivas. Mi abuela no le contesta. Mi padre reitera el comentario y después se ríe.


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NOTA BIOGRÁFICA

 

 Gabriela Luzzi (Rawson, Chubut, Argentina, 1974) ha publicado Medidas de urgencia, Club Hem Editores (2019), El resto de los seres vivos, Editorial Conejos (2016), Warnes, Eloísa Cartonera (2016) y Liliputienses (2019), Un alhajero sin terminar, Santos Locos (2016), Liebre, Ediciones Vox (2015), La enfermedad, incluida en la colección “Leer es Futuro” del Ministerio de Cultura de la Nación (2015) y Garfunkel, Eloísa Cartonera (2014). Dirige el sello Paisanita Editora.

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Disponible: 9,50 euros

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