Alicia Louzao: Nadie dirá que estuvimos aquí


 

La reina de la noche 

Todos los peligros que encierra el mar, todos los de la tierra

 

La reina de la noche y el dedo en el mapa 

que mueve sobre la hoja y despierta el agua que surge de la tierra 

y abre los dedos en una especie de camino por donde circulan los desaparecidos. Con una bolsa de patatas fritas, un reloj de bolsillo y la mochila de aquellos que llevan todo lo que tienen como un clavo en el ojo. 

La reina de la noche y el dedo en el mapa 

que mueve en la mesa y tuerce y arruga hasta el punto en el que las venas se llenan de peces de plata y escamas en la piedra. 

Y escamas en la piedra. 

Y los caminantes que cruzan el agua que surge de la tierra y la reina que mueve los dedos como si sostuviera todas las razones entre los dedos. 

El dedo en el mapa. 

Pero estas cosas no las sabe nadie. 

Porque la reina de la noche se oculta en un pequeño apartamento de cortinas blancas y azulejo en el suelo. Lleva los pies descalzos. La arruga en la frente. El dedo en el bolsillo del pantalón vaquero apunta el mapa encima de la mesa 

que despierta el agua. 

La reina guarda todos los países en un mueble de Ikea. Y guarda todos los mundos. Y guarda todas las flores. 

Cuando está triste, 

agita el mapa como una tela fina sobre los cuerpos, 

como si el río cruzase la garganta,

agita el mapa y los caminantes pierden el equilibrio y comprueba la hora en sus relojes de acero inoxidable. 

Todavía las cuatro de la tarde. La hora imprecisa y toda

la melancolía. 

Cuando la reina tiene sueño se dobla sobre el mapa y los caminantes sienten el peso de la noche sobre sus cabezas. 

Porque el pelo negro. 

Porque los rizos. 

Porque la reina descansa sobre todos ellos y ellos abandonan los caminos y buscan el ojo de la luna para que no apague: 

la lumbre en la mano 

y la bolsa de patatas que nunca se acaba cuando se tiene hambre. Los dedos llegan hasta donde la reina duerme 

con la cabeza como el mundo sobre el otro mundo de los caminantes. 

Y cuando está triste la noche sube hasta la garganta y de las venas del mapa salpican los peces y llegan hasta los cuerpos de los caminantes. 

La reina con el dedo en el mapa. 

Pero esto nadie lo sabe. 

Nadie sabe que el día largo con las horas arrastradas comienzan cuando ella no encuentra la bolsita de té negro, la cuchara de azúcar, el pan, la mantequilla, el pájaro en los ojos que la avisa de que son ya las dos de la tarde y los caminantes se mueven en la tierra 

y el mapa se arruga en la mano de la reina de la noche 

divorciada, metro setenta, piscis ortopédico, caja de galletas con dibujos dorados, alergia al polen porque es la reina de la noche y con estas cosas ella lo recuerda. 

Mueve el dedo la reina y se mueve el agua. 

En el cajón del mueble de Ikea guarda el mapa de todos los ríos y todos los países y todas las ciudades antes de que desaparecieran. No ve a los caminantes pero ellos la ven un poco a ella cuando llueve finito sobre los cuerpos. 

Y los ríos de plata.

Cruzando la tierra llenos de agua y llenos de peces que la reina de la noche cuenta con las puntas de los dedos no sean que se despierten. 

Y con el dedo en el mapa desordena las piedras y los insectos. 

La reina busca el desayuno o duerme o simplemente se seca el pelo dentro del baño de azul y de niebla. El mapa de los países dentro del cajón y los caminantes que pasan frío cuando la reina se olvida de ellos o busca el desayuno o simplemente se seca el pelo. 

Solo la ven un poco llueve finito. 

El mapa se arruga sobre los dedos y se mueve el agua. 

La lumbre en la mano. 

Pero esto nadie lo sabe.  

***

 APUNTE BIOGRÁFICO

 Alicia Louzao (Ferrol, 1987) es doctora y licenciada en Filología Hispánica y Filología Inglesa. Ha publicado los poemarios Manual para la comprensión del insomnio (El Transbordador, 2019), El circo volador (Versátiles, 2020), Las niñas que no queríamos ir a la escuela (Liliputienses, 2021), y Diarios del año de las moscas (Lastura, 2022).

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