LA SUBSISTENCIA DIOS LA SUBSISTENCIA
A nuestra edad nuestros padres ya poseían la Tierra
y la tierra que pisaban haciéndose a sí mismos
proletarios hijos de la Transición rojos de escarcha
y mitos de carreras
delante de los grises sin saber que el gris huele a frío
gracias a Rilke
yo soy empleado pobre y tú das el pecho cada noche
porque la tribu
exige su ración de carne y sueño
la tribu que alimenta el discurso y ni siquiera
sabe que la Naturaleza sin control es la mayor bestia del tiempo
mi padre vendía seguros y el tuyo abría puertas de palacios
tu padre fumaba Chesterfield y el mío horas de vida
tú y yo amor mío que nacimos frente a un canódromo
que hoy es un parque
donde padres jóvenes como nosotros hablan de su cansancio
de fútbol de gimnasios de Netflix o de cánceres
y yo me pregunto si un poeta puede vestir chándal
y recoger mierdas de perro
sobre acerados de extrarradio los domingos
aquí nacimos aquí nos besamos por primera vez y aquí
vivimos todavía
siervos del cinturón que impone nuestra clase
clase media según dicen
aquella que sabe esconderse bien cuando hay miseria
y se consuela
leyendo frente a un solar abandonado
ya os dije yo que eso era demasiado dinero
demasiada letra para una sola nómina
de huesos güelfos me duele lo que como y debo
la luz el gas el agua y el seguro
el inglés del mayor tus bráquets y la luna
que hace dos décadas te prometí pero no alcanzo
y así de nuevo aquí de vuelta en torno
a los tibios rincones de la infancia al tobogán
donde te rompiste el himen y ahora Lázaro se lanza
umbilicalmente adherido a su materia
somos padres/hijos o mejor dicho hijos/padres
ocultos en un útero heredado y triste de cien metros
cuadrados de desidia
algo teníamos que hacer antes de que los niños fuesen mayores
algo teníamos que inventar para el regreso
algo había que tener
aunque quizás si en unos años todo cambia
y el mundo vuelve a ser subprime como fue antes
tal vez podamos comprar e irnos a un barrio
decente con vecinos normales y segundas residencias
pero yo ya os advertí de vuestro error
de los gastos de una casa
del precio de las cosas al cambio con la Libra
de cómo un carro de la compra duele y llena
la nevera para abrirla por las noches y sentir su paz
ante cualquier hecatombe
mientras la luz del fondo apenas se perciba
¿mamá qué hay hoy para cenar? eso no se pregunta en la
calle niño
hoy toca cena fría
mientras todos una vez por semana visitan la casa de sus padres
nosotros los expulsados de la City
hemos hecho de la visita el medio
el sustento el esqueleto
la subsistencia Dios la subsistencia.
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Nota biográfica
Isaac Páez (Sevilla, 1984) es profesor de secundaria y autor de libros como Contrato a tiempo perdido (Premio Universidad de Sevilla de poesía, 2009), Harmon Avenue (Editorial Ultramarina, 2010), Hijos del Euríbor (Ediciones en huida, 2012), Disparos al aire (Premio Andalucía joven de narrativa, 2012, Berenice) Las voces del frío (Premio Ernestina de Champourcín de poesía, 2013, Diputación de Álava), Los versos Leporinos (Premio Joaquín Lobato de poesía, 2013), 1922 (Premio Antonio Gala de poesía, 2014, Diputación de Málaga), Nowhere Man (finalista de la LXX edición del premio Nadal de novela, 2014, Ediciones en huida), Desde el punto inmóvil (Premio andaluz de poesía Villa de Peligros, 2017, Diputación de Granada) y Fibra óptica (Premio Leonor de poesía, 2017, Diputación de Soria).
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